domingo, 15 de mayo de 2011

La verdadera historia de La Cenicienta.


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Un cuento chino.
¿A quién no le han leído (y releído) miles de cuentos en nuestra más tierna infancia?, para que te durmieras, para que te comieras las lentejas, para que dejaras de jugar  con cerillas… Recuerdo todas las versiones del cuento de

Cenicienta (excepto la de Disney, de esa me libré), pero la que más me gustaba, no era la que venía en los libritos coloreados, sino la que me contaba mi abuela que recordaba haber escuchado en algún momento. Ahora sé que mi abuela conocía la versión de los hermanos Grimm (más sádica), pero ¿fué esa la primera?. No, tanto ellos como Perrault, con su versión ñoña, se basaron en un cuento chino.


Portada del cuento que me leía mi abuela

Los orígenes de este relato nos llevan a oriente, hay quien opina que su origen está en Egipto (¿tal vez por la costumbre de cubrirse la cara y el pelo con ceniza las mujeres jóvenes como motivo de duelo?), otros encuentran paralelismos en un cuento persa de las Mil y Una Noches, en el que en lugar de zapato, lo que lleva la joven en el pie es una pulsera de oro. Pero a mi me gusta más la versión china, donde encontramos más similitudes, y, no olvidemos que los pies pequeños han sido siempre un rasgo de belleza en la mujer oriental. Empecemos por el zapato. Los hermanos Grimm hablan de un zapato de oro mientras que Perrault fue el primero en nombrar al famoso zapato de cristal. En el cuento chino,  el zapato es de piel de visón,  o de seda bordada.


Zapatos de 10 cm, dinastía Táng

Un cuento escrito durante la dinastía china Táng (siglos VIII y X) nos habla de una bella jovencita llamada Yeh Shen, hermosa por tener unos pies diminutos, ya que es durante esta dinastía cuando comienza la tradición de los “pies de loto”, la belleza en una mujer se medía por el tamaño del pie, y un pie hermoso no podía medir más de diez centímetros, por lo que desde niñas, se vendaban los pies de las mujeres, rompiendo los dedos, para que se ajustasen al bello zapato.


Cómo queda un pie deformado por vendas

Durante la dinastía Táng un hombre podía casarse con varias mujeres, aquí la madrastra malvada es la segunda esposa del padre. La primera esposa muere, y es cuando aprovecha la segunda esposa para torturar a la pobre niña favoreciendo a sus hijas. Llega el día en el que en la aldea se celebra el baile en el que los jóvenes solteros eligen pareja, la madrastra, consciente de que Yeh Shen es mucho más bella que sus hijas, la encierra para que no vaya al baile. Ella tiene un pececito mágico, bueno, las raspas del pez, porque la madrastra sabiendo que el único amigo de la niña era un pez de colores que habla, lo cocina y se lo come. La niña guarda las espinas, que también son mágicas y con ellas convoca a los espíritus para que la ayuden. La transportan al baile completamente transformada. La magia dura poco y ella pierde un zapato. Todos admiran la belleza del zapato, que no mediría más de 10 cm, claro, la noticia llega a oídos del emperador que quiere casarse con la dueña del zapato y comienza una búsqueda para encontrar a la mujer cuyo pie entre en el zapatito. Buscando, buscando, llegan a la casa de Yeh Shen. La madrastra corta los dedos de una de sus hijas y venda fuertemente el pie para que quepa, la mentira dura poco, ya que camino de palacio el pie empieza a sangrar. Devuelven a la chica, y esta vez la madrastra corta el talón de su segunda hija. El resultado es el mismo. Al final Yeh Shen se pone el zapato que la queda como un guante, se casa con el emperador, y la madrastra y las hermanastras son condenadas a muerte, las tiran a un pozo y mueren apedreadas. Un final feliz.



La historia de los hermanos Grimm es muy parecida, con una madrastra que mutila los pies de sus hijas. Pero en lugar de pececito mágico, quien ayuda a la niña es un pájaro que se posa en el árbol que había crecido sobre la tumba de su madre, y allí lo descubre Cenicienta cuando va a llorar y a contarle sus penas a la madre muerta. El hada madrina y la calabaza son invenciones de  Perrault. En la corte francesa se llevaban más los cuentos de hadas y los finales felices. En la versión alemana la madrastra y las hermanastras son condenadas a muerte, pero en la francesa las perdonan.


La nueva tortura china a la moda

Al cuento, como casi todos los cuentos infantiles, también puedes sacarle una connotación sexual, zapatos hermosos en pies hermosos que encajan a la perfección… dejo que vuestra imaginación vuele libremente, y, colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

via http://tejiendoelmundo.wordpress.com/2011/04/16/la-verdadera-historia-de-la-cenicienta/

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