viernes, 27 de mayo de 2011

¿Un Dirigible Venezolano?

Aviación en Venezuela Capítulo 2
¿Un Dirigible Venezolano? 

(FAV-Club) 22 de julio de 1882, Caracas, Dtto. Federal.
La actual prosperidad del país, no sólo se ve en la construcción de grandes obras como el recién inaugurado Teatro Nacional, o las líneas del ferrocarril, que están siendo colocadas a todo lo largo y ancho de Venezuela. También se ve en la creatividad que ha despertado en personas como el Sr. Diego Bautista Urbaneja, un inventor venezolano que afirma poder construir una aparato que vuele a la voluntad de su piloto. El gobierno ha mostrado curiosidad por el proyecto al ser hoy presentado ante las autoridades de Fomento. El Sr. Urbaneja solicitó una patente para su invento, que el mismo calificó de insólito, por lo avanzado para el momento y que le permitiría no solo volar sino poder gobernar a voluntad la máquina voladora. Las autoridades escucharon con una mezcla de curiosidad y escepticismo el invento, que fue presentado en un detallado informe técnico.  

El Sr. Diego Bautista Urbaneja explicó las ventajas de su invento. Mostrando que a diferencia de los barcos que cuentan con velas y timón para ser controlados, los actuales globos no pueden ser conducidos a voluntad por los aeronautas, quedando la suerte de estos a capricho de los vientos y corrientes de aire. De acuerdo con la patente solicitada, la intención es construir un aparato volador que incorpore un motor. Quizás podríamos llamarlo “Dirigible” como el término que acuñó el recién fallecido aeronauta francés Henry Giffard, para referirse a los futuros globos que podrán ser gobernados a voluntad.  

El FAV-Club, firme creyente que algún día el hombre podrá volar, se mostró interesado en conocer su planteamiento. Allí diligentemente el señor explicó a los presentes, entre los que estaba uno de nuestros miembros, que su invento no podría colocarse simplemente en un globo de aire caliente, tipo Montgolfier, o de hidrógeno, porque supondría un peligro para el aparato, debido a la ubicación del motor. Posteriormente mostró los planos de una compleja estructura triangular con varios motores y hélices impulsoras, y globos de hidrógeno que garantizarían la gobernabilidad del artefacto volador.  

De modo que pretende construir una firme estructura metálica triangular, dividida a su vez en varios triángulos más pequeños hacia los vértices, unidos por travesaños huecos para aligerar el peso, cubierto en su totalidad con una red.  

Los motores funcionarían con electricidad, ese reciente invento cuyas inmensas posibilidades aun desconocemos, y que moverían unas enormes aletas semejantes a la estructura, colocadas en la parte exterior del triángulo y que empujarían el aparato al igual que lo hacen las aletas de los peces. 

“En el triángulo central fijado a los travesaños va la barquilla; en cuyo fondo y en su punto medio H, obra una hélice, principal motor del aparato. De esta misma barquilla parte una varilla con su manubrio para imprimir movimiento al tornillo sin fin que se halla en su extremidad y transmitirlo a la rueda dentada que mueve al timón el que afecta a la forma de la cola de los peces.” 

Al terminar la exposición Urbaneja manifestó estar totalmente convencido de la viabilidad de su invento. La forma triangular, los globos llenos de hidrógeno en sus extremos y el sistema de hélices movidas por el motor eléctrico, representan (para mantener el carácter de actualidad que se da al resto del artículo) un nuevo tipo de máquina voladora nunca antes vista. 

Ahora habrá que esperar a ver si el proyecto logra encontrar financiamiento para ser construido y darle una oportunidad a este genial venezolano, que se ha atrevido a volar, al menos en sueños. 

Por: Fabián Capecchi

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