sábado, 30 de octubre de 2010

Dos Argentinos que canalizaron la relación de Chávez con el Vaticano por encima de la Conferencia Episcopal

Al leer hace minutos la nota que aparece en el diario La Nación de Buenos Aires ligue inmediatamente lo que hace mas de un año escribí en mi columna Runrunes. El salto que para relacionarse con la Santa Sede dio el gobierno chavista, por encima de las normales relaciones diplomáticas, se corrobora en
muchas manifestaciones que parecieran pasar desapercibidas por los observadores.
En medio de la guerra de Chávez contra la Iglesia venezolana apareció el presidente del Grupo Techim, Paolo Rocca, argentino mil millonario con más de 100 empresas por el mundo, quien fue socio del gobierno venezolano al comprar buena parte accionaria de Sidor. Cuando Chávez decide comprarle sus acciones vinieron momentos difíciles para ese manejo laboral, productivo y accionario.
Tanto Rocca como sus ejecutivos pulsaron por mucho tiempo con el régimen venezolano. La intervención de la presidenta argentina, Cristina Kirchner, fue decisiva para que Techint cobrara en dinero contante las acreencias venezolanas. Rocca, destacada figura global del Opus Dei, ha sido financista de las campañas políticas argentinas más importantes dado su poder económico en ese país.
Una figura que apareció en el tinglado posterior fue el otrora Nuncio Apostólico en Venezuela, para ese entonces Monseñor, Leonardo Sandri, quien ejerció en Caracas entre 1997 y 2000 y estableció una buena relación con los cancilleres venezolanos de esa época entre los que estuvieron José Vicente Rangel y Luis Alfonzo Dávila.
Cuando el golpe de estado del 2002 la reacción de Chávez contra los obispos, especialmente Monseñor Baltazar Porras quien lo había visto disminuido, llorando y pidiendo ayuda para irse a Cuba, no se hizo esperar.
Las relaciones con la Iglesia y el vaticano llegaron a su peor momento.
Para obviar el camino natural, establecido y diplomático de relacionarse con la Santa Sede, gente cercana a Chávez utilizó a Rocca quien tenía excelente relación por compatriota y seguidor del Opus Dei, con monseñor Sandri en ese entonces Secretario del cardenal Re, encargado de la Congregación de la Fe, el segundo o tercer hombre en importancia tras el Papa.
Fue así que Rocca hizo puente con Sandri y éstos a su vez se obviaron a la Conferencia Episcopal para “conversar” con el vaticano.
Tras haber dejado acéfalo el cargo de embajador en el Vaticano no fue hasta que designaron al ex presidente del TSJ Iván Rincón que las relaciones se abrieron algo más. En el trayecto han pasado ya tres Nuncios, dos de los cuales no fueron del agrado de Chávez por haber solicitado respeto a los derechos humanos y la democracia y hasta haberle dado asilo al estudiante Nixon Moreno, perseguido del gobierno quien luego se fugó de la sede de la Nunciatura en Los Caobos.
Sandri fue ascendió a cardenal por el actual Pontífice hace tres años.
La reseña de La nación:
MISA POR KIRCHNER EN EL VATICANO
ROMA.- Se oró por la patria y por el alma de Néstor Kirchner hoy en Roma, en una misa que presidió el cardenal argentino Leonardo Sandri, prefecto para las Iglesias Orientales, en la Iglesia Nacional Argentina de esta capital.
Convocada en forma conjunta por el embajador argentino ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero y el flamante embajador ante Italia, Torcuato Di Tella -que llegó al nuevo destino hace pocos días-, la misa fue concelebrada por siete sacerdotes argentinos y un funcionario enviado especialmente por el Vaticano, monseñor Giuseppe Laterza, que se ocupa del desk argentino en la Secretaría de Estado de la Santa Sede.
Ante embajadores latinoamericanos, diplomáticos, funcionarios de las dos embajadas y argentinos residentes en esta ciudad, en su homilía el cardenal Sandri habló de la repentina muerte del ex presidente Kirchner, “un golpe existencial que cuesta aceptar con resignación y entereza”. “La desaparición instantánea de una personalidad de envergadura afecta e impacta dolorosamente a todos los que forman parte de una nación, cualquiera sea su opción política”, dijo el purpurado, que fue sustituto de la Secretaría de Estado en los años finales del pontificado de Juan Pablo II, cuya muerte anunció la noche del 2 de abril de 2005.
Sandri destacó que “la pena y la sensación de desamparo” son sentimientos que no le pertenecen sólo a la Presidenta Kirchner y a sus familiares “sino a todos los argentinos, por encima de las diferencias políticas y partidarias”. El cardenal arzobispo llamó a todos a acudir a Dios, “el único que puede dar consuelo y fortaleza en estos momentos”.
Acto seguido, el cardenal argentino, de 67 años, pidió especialmente por la presidenta Kirchner y para que la muerte de su marido no signifique “un freno o un stop para nuestra patria”. “Que el Señor conceda a nuestra patria servidores públicos que se dediquen a los demás, especialmente a los más necesitados”, exhortó.
Sandri, que destacó “el apasionado empeño en la vida política” del ex presidente Kirchner, concluyó su sermón haciendo una invocación por su alma a la Santísima Virgen de Luján, patrona de los argentinos. “Que la Virgen de Luján interceda por el ex presidente Kirchner y acompañe a su esposa, a sus familiares y a todos los argentinos”, exhortó.

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