viernes, 28 de enero de 2011

Crisis de la corbeta Caldas

Como consecuencia del fracaso de la estrategia di-plomática colombiana de precipitar la resolución del Diferendo Limítrofe del Golfo de Venezuela me-diante la negociación directa o con la intervención de la Comisión Permanente de Negociación (Tratado de 1939), el presidente Virgilio Barco y su canciller Julio Londoño provocaron una crisis que estuvo muy cerca de desembocar en guerra abierta entre las dos

naciones: Con la misión de hacer presencia en el área reclamada por Colombia de acuerdo a su tesis de Línea Media, la corbeta colombiana ARC Caldas cruza el Paralelo de Castilletes en dirección sur la mañana del 9 de agosto de 1987. A las 9:10 am es avistada por el patrullero venezolano ARV Libertad:
-Corbeta Caldas, usted se encuentra sin autorización en aguas jurisdiccionales venezolanas, sugiero su retiro inmediato.
 
-Bienvenido, patrullero Libertad al mar territorial colombiano, zona económica exclusiva, cumpliendo navegación rutinaria.
 
-No existe tal zona económica exclusiva, estas son aguas jurisdiccionales de Venezuela. Usted está en el Golfo de Venezuela donde hemos ejercido soberanía desde antes de la independencia. ¡Le ordeno desalojar estas aguas!
 
A pesar de los antecedentes recientes relacionados con el intercambio de notas diplomáticas tratando el tema limítrofe, la irresponsable acción colombiana tomó por sorpresa al gobierno venezolano; no obstante, la respuesta militar fue contundente:
-¡Libertad, Libertad de Caldas, cambio!
- Adelante, Caldas. Aquí Libertad.
 
-Señor Comandante del ARV Libertad, nos sentimos amenazados con los aviones que nos hacen pasajes rasantes… Interrogativo, interrogativo, cambio –la voz del Comandante del Caldas denotaba agitación y temor.
Atendiendo al llamado del capitán Alfredo Castañeda del patrullero Libertad, a las 10:45 am dos aviones caza F16 procedentes de las costas falconianas habían iniciado la rata de descenso que les permitiría ejecutar el patrón de ataque hacia el blanco representado por el Caldas, sólo que en esta ocasión se trataba de pasajes rasantes que se repiten por varios minutos.
 
-Caldas de Libertad, quienes se sienten amenazados somos nosotros con su presencia arbitraria en aguas jurisdiccionales venezolanas; -y en tono más fuerte- ¡por lo que le ordeno nuevamente proceder al norte!, la Armada y la Fuerza Aérea de Venezuela estamos dispuestos a hacer valer nuestra soberanía, cambio.
 
La tensión va en aumento, se disparan las alertas y se inicia una movilización militar de altas proporciones. Sin dudas el objetivo del capitán Sergio García de la corbeta Caldas era dejar constancia, debidamente registrada, de la presencia de la armada colombiana al sur de Castilletes. Por ello lo explícito al señalar su posición al sur del paralelo 11º50´ y manifestar estar dentro del “mar territorial colombiano”. A las 3:50 pm el Caldas toma rumbo al norte:
 
-Caldas de Libertad. Es una decisión muy sabia de su parte; gracias por haber cumplido la orden.
-Libertad de Caldas. Procedo a abandonar el área. He cumplido mi misión de hacer presencia y ejercer control. Terminado.
 
-Caldas de Libertad. Su retirada reafirma la soberanía venezolana en el Golfo de Venezuela. Terminado.
 
Evidentemente la acción colombiana había sido planificada: el Ministro de Defensa venezolano, General Heliodoro Guerrero Gómez, había estado en Cartagena como huésped del Comandante de la Armada Colombiana, Rafael Araujo Grau, cuando el Caldas zarpó de ese puerto nueve días antes. Venezuela reaccionó realizando una eficiente movilización de sus Fuerzas Armadas. Antes de amanecer el 10 de agosto arriba al Golfo de Venezuela la fragata misilística ARV General Salom al mando del capitán de navío Pierre Herrera Istúriz, quien asumió el comando táctico de operaciones; la acompaña el patrullero cañonero ARV Independencia y en la tarde de ese mismo día se suma la fragata ARV Almirante Brión. La noche del 11 de agosto es detectada la corbeta Caldas que navegaba sin luces en las inmediaciones de Los Monjes. Los comandantes del Caldas y Brión intercambian comunicaciones solicitando mutuamente abandonar las aguas territoriales de sus respectivos países.
 
El presidente venezolano, Jaime Lusinchi, convoca la mañana del 12 a una reunión de alto gobierno en Miraflores, ordena el estado de “alerta militar” y constituye un Teatro de Operaciones comandado por el general José María Troconis Peraza, Inspector General del Ejército. La conclusión de dicha reunión fue que la incursión de la corbeta Caldas no podía interpretarse como algo fortuito o aislado dada la seriedad de la política exterior colombiana, por lo que Venezuela debía prepararse para una acción de mayores proporciones por parte de las fuerzas militares de Colombia. Se reafirma, entonces, el establecimiento de la prolongación de la frontera terrestre venezolana como línea de delimitación del Golfo de Venezuela, y se ordena a las Fuerzas Armadas Venezolanas considerar como un “barco incursor” a cualquier nave situada al sur de esa línea.
 
Ese mismo día el batallón Bravos de Apure fue desplazado al norte del río Limón; igualmente, fueron movilizados a posiciones estratégicas los batallones de infantería Arismendi y Girardot, así como el grupo de artillería Freites. El batallón de ingenieros Carlos Soublette, el batallón de apoyo José Escolástico Andrade y el grupo de artillería lanza cohetes múltiples José Gregorio Monagas activaron sus alertas máximas. Entrada la noche el embajador venezolano en Bogotá, Luis La Corte, se reúne con el presidente Barco en el Palacio de Nariño y le manifiesta el riesgo de un enfrentamiento militar; al día siguiente el canciller venezolano, Simón Alberto Consalvi, hace entrega de la nota GM-1627 al embajador colombiano en Caracas, Pedro Gómez Borrero, donde reafirma la soberanía venezolana sobre el área ocupada por el Caldas y exige la inmediata salida de la embarcación colombiana a la vez que advierte que “el gobierno venezolano ha evitado adoptar las medidas que las circunstancias justifican”.

La situación es de pre-guerra: el 13 de agosto dos Mirage colombianos son obligados a abandonar espacio aéreo venezolano por los F16 que ahora estaban apostados en Maracaibo. Venezuela des-plaza a la zona de conflicto dos fragatas adiciona-les, Mariscal Sucre y Urdaneta, y dos submarinos, Sábalo y Carite, los cuales se mantuvieron sumer-gidos en posiciones estratégicas. Procedentes de Valencia llegan al Zulia los batallones blindados Torres y Bermúdez; el batallón de infantería mecanizado Anzoátegui y el grupo de artillería autopropulsado Lara. Igualmente, los batallones Piar, Rivas Dávila y Páez son movilizados desde Barquisimeto a Fuerte Mara.
 
El gobierno colombiano, por su parte, ordena el día 14 el traslado a la Guajira del grupo de caballería motorizada Juan José Rondón, desde San Juan del César; y del batallón de infantería mecanizado Antonio Nariño, desde Barranquilla. Los grupos de caballería Hermógenes Maza, acantonado en Cúcuta, y Gabriel Rebéiz Pizarro, con sede en el departamento del Arauca, son puestos en estado de alerta. Al norte del Golfo se encuentran la fragata ARC Independiente y el submarino Tyrona.  
 
La corbeta Caldas navegó en aguas territoriales venezolanas por cuatro días, siempre acosada por la ARV Salom, hasta que la noche del 15 abandona territorio venezolano, pero es reemplazada por la fragata ARC Independiente. Pocas horas más tarde el sistema de control de tiro de la fragata ARV Mariscal Sucre ilumina a la ARC Independiente. Igualmente, al detectar la incursión del Tyrona en aguas territoriales venezolanas, son armados los torpedos antisubmarinos de las fragatas Urdaneta y Sucre; piden autorización superior para abrir fuego. El Comando del Teatro de Operaciones decidió que las naves colombianas no serían atacadas sin la previa emisión de un ultimátum por parte del gobierno venezolano. Por su parte, la ARV Libertad está en la mira del Tyrona.
 
El día 17 el presidente Lusinchi se reúne con los ex presidentes Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez y Luis Herrera Campins; el presidente del Congreso, Reinaldo Leandro Mora y el presidente de la Cámara de Diputados, Rafael Rodríguez Iturbe. Posteriormente, y después de participarlo a los secretarios generales de los principales partidos políticos, ordena al Alto Mando Militar atacar a la corbeta Independiente si no abandona el mar territorial venezolano en veinticuatro horas.
 
Por la tarde de ese día en reunión con un grupo de personas a quienes consideraba incondicionales, el presidente Barco manifiesta su preocupación por la situación prebélica del Golfo de Venezuela. Se lamentó de haber sido engañado por sus funcionarios en cuanto al verdadero propósito de la acción iniciada, e informó que al salir de allí ordenaría a su Alto Mando Militar poner fin a la operación naval en el Golfo. El Presidente temía que su decisión generara un conato de desobediencia militar, por lo que había grabado un mensaje a la Nación notificando el retiro de la corbeta colombiana. A las 11:45 de esa noche la Radio Nacional de Colombia interrumpió su programación para transmitir un mensaje del presidente Barco:
 
“Compatriotas: Los gobiernos de Colombia y Venezuela han recibido fervientes exhortaciones del Secretario General de la OEA, Joâo Baena Soares, y del presidente de Argentina, Raúl Alfonsín, a fin de que ambos países adopten medidas para aliviar la tensión existente entre Colombia y Venezuela. […] El gobierno colombiano debe reiterar, como lo ha hecho el día de hoy en mensaje entregado al embajador de Venezuela en Bogotá, su posición respecto a los derechos que le asisten en el Golfo de Venezuela”.
 
A la 1:00 am del 18 de agosto, las naves de guerra venezolanas, que permanecían en posiciones tácticas de combate, monitorearon el retiro de la ARC Independiente fuera del mar territorial venezolano. La Crisis de la corbeta Caldas había terminado.
 
A las 9:30 de la noche del 18 de agosto de 1987  el presidente Lusinchi se dirigió a los venezolanos para notificar el fin de la incursión colombiana en el Golfo de Venezuela. Rechazó el uso de las vías de hecho para modificar el status quo, y reiteró la actitud de los gobiernos democráticos de defender con voluntad inquebrantable la soberanía e integridad territorial de Venezuela. Reconoció la eficiente actuación de las Fuerzas Armadas Venezolanas y pidió al gobierno colombiano reflexionar sobre las implicaciones que un hecho de este tipo puede causar.
 
La estrategia colombiana de llevar el tema de delimitación de aguas marinas y submarinas del Golfo de Venezuela a instancias internacionales había fracasado estruendosamente.
via  http://rafael.bervin.over-blog.es/article-incidente-caldas-50715594.html
 

5 comentarios:

  1. Recuerdo haber tomado un taxi de madrugada, escondido de mis padres para enlistarme porque había que defender a la patria del invasor. Ha pasado mucha agua bajo el puente ya y la verdad es que no sé si haría lo mismo hoy en día muy a pesar de que sigue queriendo en demasía a mi tierra.
    Gracias por la contribución, mucha gente no conoce la historia contemporánea.
    Aparentemente el alto mando conjunto le dio un ultimatum al presidente Lusinchi que lo obligó a endurecer la posición del país y llevó finalmente a termino la crisis.
    Saludos desde Washington, DC.

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  2. Viva Venezuela, el pais mas arrecho del mundo y el peor gobernado desde la independencia

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  3. EL entonces Ministro de la Defensa de Venezuela G/D(EJ) Eliodoro Guerreo Gomez, como buen soldado apegados a la leyes en su estampa de guerrero hizo lo correcto q todo militar haria en esos casos pero nuestro presidente mutilo la oden del valiente soldado el calda duro varios dias en territorio Venezolano

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  4. Considero que al presidente venezolano Jaime Lusinchi se le enfrió el guarapo. Nosotros estabamos dispuestos a hundir la Corbeta Caldas. No teniamos miedo y nuestra superioridad militar era evidente. Si el Presidente Chavez hubiera estado al frente de nuestro país, otro gallo hubiera cantado porque la corbeta no nos hubiera aguantado dos pedidas. Recuerden a Perez Jiménez cuando sobrevoló Bogota con los Camberras.

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  5. No se trata de hundir la corbeta porque teníamos superioridad militar o no teníamos miedo, se trataba de un manejo de la crisis que se había creado para ir escalando en acciones para sacar la corbeta sin incidentes, considerar la opinión comunidad internacional, que se puso al lado de Venezuela. A veces ese espiritu guerrerista nos lleva a actuar sin visualizar las posibles consecuencias. La crisis fue manejada adecuadamente por Venezuela. Ganar la guerra sin disparar es la máxima de un Comandante. Se quería evitar la guerra mediante la disuación y prepararse para ganarla si ésta no resultaba efectiva.

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