jueves, 13 de enero de 2011

Un largo, difícil e importante 2.011 (1)

Estimado amigo lector, desde este espacio y aunque ya entrados algunos días de este nuevo año, quiero enviarle mis mejores deseos y mi más sincero saludo. Ello, en el marco de un 2011 que presagia
un conjunto de retos y dificultades que nos exigirán a todos muchísimo compromiso y participación.
Como se estila en esta época, es pertinente hacer un análisis de lo que podría ocurrir este año en materia política para ilustrar un poco el escenario en que se librarán las próximas acciones que dominarán nuestra atención. Aunque este ejercicio no pretende ser una “lectura de una bola mágica de cristal”, ni tampoco una lista de “predicciones astrológicas”, sí tiene alguna finalidad prospectiva y se nutre de la técnica de escenarios (que adelanto profesionalmente de manera privada) y en el análisis constante de tendencias. Lo interesante de todo esto es: ¿qué podemos esperar de este 2011? Para hacer más digerible su lectura, presentaré este análisis en dos entregas. Iniciemos
Largo, difícil, pero muy importante: la antesala
En mi criterio, deberemos esperar un año muy difícil en materia política, con más convulsión de la que hemos visto recientemente y que se nos hará muy largo por la cantidad de episodios de fricción que apreciaremos en este clima ya desesperante de polarización entre oposición y oficialismo. Sin embargo, al finalizar, será el propio balance del año lo más relevante porque se podrá responder a la interrogante fundamental: ¿quién llega en las mejores condiciones para imponerse en las elecciones presidenciales del año próximo?
Allí radica la importancia del 2011: en que es la antesala a lo que podría denominarse la “batalla decisiva de 2012”. Quien llegue desgastado o con entusiasmo, organizado o confundido, con un mensaje claro o con una tesis desgastada; es lo que en mucho podría determinar el resultado de esos comicios en los que todos el mundo está pensando (aunque hoy, claro está, los vemos un poco más lejos por la andanada oficial de diciembre de 2010). En todo caso, la historia nunca se acaba, y por supuesto que después de 2012 ocurrirán muchas más cosas, pero no cabe duda que ese año marcará un punto de inflexión en el destino inmediato de Venezuela. ¿Quién lo duda?
En detalle, ¿qué podemos esperar de los próximos 12 meses? Empecemos por analizar al Gobierno y Oposición, las dos fuerzas políticas motrices. En la segunda entrega analizaremos qué papel podrían jugar la economía, la actuación de las fuerzas sociales y el entorno internacional en nuestro escenario político.
El Gobierno
Aunque algunos crean que la reciente decisión presidencial de vetar la Ley de Educación Universitaria y de no elevar la alícuota del IVA e implantar el IDB, respondan a una estrategia de suavización del oficialismo, pienso que lo que cabe esperar del gobierno es que la implantación de la “Doctrina Woods” de radicalización y agitación proseguirá a toda marcha. Por ejemplo, mientras vimos este “retroceso” puntual (enfocado en mi criterio, para enfriar la reacción estudiantil de calle), también apreciamos cómo se avanza a “toda máquina” en el Sur del Lago, con las expropiación de terrenos de Empresas Polar y prosigue la conformación del “Estado Comunal”. Por supuesto, cuando el análisis indique que es necesario suavizar un poco, se hará, pues el pragmatismo en el chavismo aún tiene cabida, pero vale resaltar, cada vez menos.
El Gobierno intentará llegar al 2012 en las mejores condiciones posibles, por la vía de afectar sustantivamente las capacidades de la Oposición y para ello se enfocará en tres aristas que ya “dibujó” con las leyes aprobadas en diciembre: 1) Bloqueo de sus comunicaciones, 2) Bloqueo de su financiamiento internacional y 3) Debilitando al máximo posible a gobernadores y alcaldes. La Ley de Telecomunicaciones y la Ley Resorte servirán para restringir más espacios de comunicación independiente, generar autocensura y hasta considerar el cierre de algunas estaciones radioeléctricas. También pretenderá hacer algo con el internet, aunque por la naturaleza del medio, este esfuerzo nunca será suficiente. La ya tristemente célebre ley de “Defensa de la Soberanía” y la nueva Ley de Partidos Políticos, servirán para que el dinero que proviene de instituciones para ayudar a los opositores, o no entre, o sea muy difícil que ingrese. Colateralmente, intentará servir para acallar las voces de organizaciones no gubernamentales críticas. Finalmente, todo el paquete de “leyes del Poder Popular” servirá para vaciar de contenido y competencias las figuras ejecutivas –sobre todo las regionales– que son los competidores más fuertes de Chávez en este momento. Esto es lo planteado, lo interesante es determinar: ¿puede el Gobierno materializar todo esto?
El diseño claramente autoritario que se terminó de perfilar en diciembre pasado, a todas luces ilegal e inconstitucional, es hasta ahora sólo eso: un diseño legalizado. ¿Cuántas comunas podrá organizar?, ¿Cómo dominará a las universidades?, ¿Qué tanto costo político está dispuesto a pagar por enjuiciar por traición a la patria a miembros de la sociedad civil?, ¿Qué capacidad tiene para contener el descontento que se expresará en las calles producto de este conjunto de medidas? Todo eso está por verse. Soy de los que piensa que es cuesta arriba avanzar con todo eso paralelamente y que en el intento, no haya muchas víctimas de su propio bando como alcaldes, concejales, gobernadores que no necesariamente se plegarían a esa línea oficial.
Veremos…
La Oposición
Del otro lado de la acera, las fuerzas opositores obviamente deberán enfrentar esas agresiones planteadas por el gobierno y muy probablemente lo enfrenten recurriendo a movilizaciones de calle, que es uno de sus recursos más claros. No obstante, inicialmente cabe esperar que la Oposición centre su política en el desempeño de sus 65 parlamentarios en la Asamblea Nacional. A juzgar por lo que hemos visto en estos primeros siete días de funcionamiento, el careo y debate de posiciones pueden servirle de mucho provecho para contrastar visiones del país y hacerlo mejor que los tristemente ideologizados y monotemáticos discursos oficiales. Pero además, con casi total seguridad estimo que intentará avanzar y ponerse a la ofensiva en la función de control tratando de buscar los puntos débiles del gobierno en materia de corrupción. En el camino, emergerán potenciales líderes que el país conocerá y que se perfilarán como muy posibles candidatos a gobernaciones e importantes alcaldías del 2012
Simultáneamente, en la oposición, se planteará el debate de cómo luchar contra estas leyes con la figura de diversas iniciativas: algunos actores plantearán la posibilidad de organizar unas iniciativas legislativas populares (vía recolección de firmas para presentar Proyectos de Ley), otros seguirán insistiendo en la abrogación de las leyes aprobadas en diciembre por el anterior parlamento, mientras otros propondrán quizás técnicas más refinadas como una enmienda o reforma constitucional. Más difícil se ve que algunos propongan la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, aunque ciertamente es una vía. Ese debate, hoy está planteado en algunos sectores políticos, pero la unidad de criterio –o la falta de ella– será el aspecto medular de cómo enfrentarlas, si es que finalmente se decide hacerlo. Quizás la respuesta de la oposición en su conjunto (o mayoritariamente) será la de seguir trabajando sólo para las presidenciales. Al respecto, ya usted conoce mi posición: sin un 2011 de lucha y contención, no hay un 2012 exitoso.
No creo que deba descartarse que pueda generarse un debate sobre la dirección política de la oposición. Si la capacidad de reacción, organización y ejecución de las acciones del bloque opositor siguen siendo lentas y reactivas, no habrá quién falte clamando por una reorganización. Hoy por hoy, está presente la duda si la MUD puede seguir por sí sola conduciendo efectivamente la política opositora o si es necesario crear un frente más amplio que incluya a otros sectores sociales.
Indefectiblemente, la dinámica opositora cambiará cuando se desate la precampaña presidencial. Así de simple.
En el momento que el primer aspirante con algún chance presente su nombre, allí todo lo que subterráneamente se ha movido hasta ahora, emergerá con fuerza y habrá fricciones internas (naturales). El choque entre bloque de partidos será evidente para que su candidato se imponga, pues ello significará que operativamente dominará en la oposición.
El anuncio de primarias será una especie de “bing-bang” que hará que la agenda política de los partidos se centre en este tema, con lo bueno o malo que eso signifique. Para ello tendremos suficiente tiempo para el análisis y la reflexión. Quizás la actual dirección política intente retener en el tiempo ese anuncio de las primarias, pero estimo que siendo así, ello contenga a los precandidatos. No faltará quien sugiera que la tesis de un candidato por consenso para fungir como un eventual “presidente de la transición” es indispensable y que las primarias son innecesarias. Repito, ése será un fuerte debate, que aún no ha comenzado, pero que más pronto que tarde se iniciará.
Obviamente, ya usted estará pensando que mientras la oposición se consume internamente dirimiendo su conflicto candidatural, Chávez sigue avanzando y sometiendo aún más al país… Sobre eso me referiré en la próxima y final entrega sobre este ejercicio prospectivo.
Como es costumbre, me despido momentáneamente siempre colocando mi cuenta en twitter a su disposición para que debatamos y conversemos personalmente.

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