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El físico norteamericano David Bohm propone que, al igual que la
materia genera estados macroscópicos de coherencia cuántica, el cerebro
podría aprovecharse de estas propiedades físicas y cohesionarse formando
un todo. Esta hipótesis científica requiere buscar interacciones
físicas no-locales tipo Aspect-Bell que, ajustadas al cerebro, permitan
engarzarlo cuánticamente. Del mismo modo que un conjunto de partículas
pierden su identidad al formar un sistema cuántico coherente, las
interacciones cuánticas no-locales harían que las neuronas dejasen de
comportarse como elementos individuales en favor de una sinergia
neurológica.
Un libro que aborda un tema no muy tratado, fue publicado por el
físico norteamericano David Bohm con el título que traducido al español
es “Totalidad y orden implícado”. La palabra Totalidad compendia la
tesis que propone el autor y constituye el tema de nuestro interés.
Conocidos escritores le han concedido especial atención a la palabra
“todo”, al concepto de ”totalidad” y a objetos o entes que en su
limitación espacial encierran real o metafóricamente una totalidad y a
veces el “Todo absoluto”. Así tenemos a Jorge Luis Borges narrándonos
que en el Aleph estaba “todo el espacio cósmico” y José Lezama Lima
diciendo “bendito sea Dios que resguarda el “todo” en potencia haciendo
de cada corpúsculo una volante esfera de creación”.
Pero no sólo en literatura, en las ciencias y principalmente en la
física, encontramos el tratamiento de objetos que en cada una de sus
partes se observan las propiedades de la totalidad del mismo. Un
ejemplo, al estudiar el imán vemos que si se fragmenta, cada uno de los
fragmentos es un imán. Otro caso similar es el del holograma, especie de
placa fotográfica que capta una imagen tomada con luz láser y que
también mediante luz láser puede verse en su total tridimensionalidad.
La placa del holograma tiene la curiosa propiedad de que un fragmento
cualquiera de la misma al ser iluminada con láser reproduce la totalidad
de la imagen. Las matemáticas presentan la totalidad representada en
las partes a una escala menor en las figuras geométricas llamadas
fractales.
El concepto de holograma
El concepto de holograma desempeña un papel crucial en la tesis de la
totalidad de Bohm que será el tema que nos ocupará en lo que sigue.
Para ello es necesario conocer cómo se obtiene en la práctica un
holograma. Un haz de luz laser se hace llegar a un espejo semiplateado,
en el cual una parte del haz se refleja hacia el objeto y la otra la
trasmite hasta la placa fotográfica. La luz que llega al objeto es
reflejada por éste y enviada directamente a la placa donde interfiere
lumínicamente con la que trasmitió el espejo.
El patrón de intereferncia así obtenido será el holograma. La
estructura de éste estará formada por un intrincado esquema de puntos
brillantes y oscuros donde está plegada (enfolded en el decir de Bohm)
toda la información óptica del objeto, con la particulardad fundamental
ya explicada de que cada porción del holograma contiene a su vez toda la
información plasmada en el holograma completo.
Al iluminar la placa con luz laser, aparece la imagen holográfica que
reproduce tridimensionamente el objeto, la cual mostrará la información
óptica desplegada (unfolded). En la placa, esto es, en el holograma, el
patrón de inter ferencia no muestra un orden “cartesiano”, pero si lo
que Bohm llama un orden implicado (implicate order). Al orden
“cartesiano” lo llama Bohm orden “explicado” (explicate order).
Pero interesa aquí hacer resaltar una propiedad del holograma por
constituir la base de sustentación de los razonamientos que mas adelante
emplearemos para presesentar la muy importante tesis que en estos
momentos ocupa un significativo espacio en las investigaciones sobre la
relación conciencia-holografía. Esta propiedad se manifiesta como ya
dijimos, en el hecho de que “si se toma cualquier porción por pequeña
que sea del holograma, al iluminarse proyectará la totalidad de la
imagen”.
La idea holográfica de la realidad en Bohm
Quizás meditando sobre hechos como los descritos, David Bohm, en su
libro sobre la Totalidad, propone su original tesis según la cual la
división, la fragmentación de la realidad para su análisis, que efectúa
el científico, es artificial ya que, según su criterio, la realidad o la
naturaleza es una totalidad indivisible.
Al igual que sucede con el imán, el holograma y el fractal, cada
parte que el científico crea artificialmente de la realidad contiene
implícitas, todas las propiedades de la realidad en su totalidad. Según
Bohm, cada porción de realidad que se toma como separada, es una
“proyección” de la total realidad. Así pues, según Bohm, la realidad
sólo es el orden implicado; el orden explicado sólo será una apariencia
que bastará para la explicación acostumbrada en la experiencia habitual.
El orden implicado y el orden explicado se pueden modelar en el
laboratorio disponiendo dos cilindros concéntricos que se hacen rotar
según su eje. El espacio entre ellos se llena con un líquido viscoso en
el que se ha vertido una gota de tinta, que por la rotación enseguida se
nos muestra como una hilacha coloreada. Si detenemos la rotación,
veremos la hilacha retomar su forma original de gota. La hilacha que
antes vimos representa el orden explicado, desplegado, que nos mostraba
la información toda que, plegada en orden implicado, estaba contenida en
la gota.
En su libro “Versos del Pluriverso”, dice Ernesto Cardenal: “Los
cuerpos son partículas elementales y campos de energía /pero las almas
no existen solas /sino sólo como partes de una cosa mayor. /Toda la
materia está unida según Bohm. /¿Y las almas no estarán más?”. Y más
adelante: “todas las cosas se tocan/todo conectado con todo/y es
instantáneo todo./La separación es aparente.”
En estos versos del poeta nicaraguense se sintetiza con elegancia
lírica la idea fundamental de la tesis de la totalidad de Bohm. Las
partículas serán como localizaciones de los puntos donde un campo no
fragmentado se hace notar. Se nos presenta la partícula como la cima de
un volcán que es eruptado del fondo del mar, sólo vemos esa cima y nos
parece una montaña aislada porque no vemos su pertenencia al fondo
marino. Así percibimos la partícula como algo aislado cuando en realidad
es sólo una proyeción de un todo infragmentado. Percibimos las
partículas como “montañas” aisladas, cuando en realidad comparten una
sóla cordillera, un terreno común, common ground, como llama Bohm a una
totalidad no fragmentada.
Ateniéndonos a estos conceptos se concibe el movimiento, en este caso
de una partícula, como co-presencia de muchas fases de proyecciones de
la partícula siguiendo una disposición que responde a un orden implicado
como ya vimos, concepto fundamental en su tesis de la totalidad. La
aparente (según Bohm) continuidad del movimiento de una partícula, esto
es, el no verlo como una sucesión de vistas instatáneas, se debe a que,
ayudados por la persistencia retiniana, percibimos las proyecciones
plegadas como en el holograma, constituyendo lo que en la Tesis de la
Totalidad se denomina holomovimiento (holomovement).
En la figura tenemos la representación de la paradoja EPR en que
Bob y Alice son observadores.
El experimento Einstein, Podolsky y Rosen (EPR)
En la tercera década del pasado siglo XX (1935), A. Einstein, B.
Podolsky y N. Rosen propusieron un experimento ideal que ha pasado a la
historia con el nombre de Paradoja EPR. Sus autores, defensores de la
Relatividad, trataban de demostrar inconsistencias en las propuestas
teóricas de la Mecánica Cuántica (MC). A. Aspect y colaboradores lo
llevaron a la práctica años mas tarde (1982).
Este “experimento ideal” se presenta así. Se tiene un sistema formado
por dos partículas a las que la MC exige que sus espines (su virtual
comportamiento rotatorio como si fueran microscópicas peonzas) tengan
que ser opuestos; esto es, una partícula debe tener supuesta rotación
dextrógira (+) y la otra levógira (-). Ambas se separan y “vuelan” hasta
laboratorios lejanos A y B. En el laboratorio A observan la partícula
de espín + y conocen, sin transmisión de señal alguna y sin posibilidad
de ninguna interacción entre ambas, que la partícula recibida en B es de
espín -. Además si de alguna forma durante el “vuelo”, cambia el signo
del espín de la partícula destinada a A, instantáneamente cambiará en la
de B. Los proponentes del experimento, aducen que prueba que lo
postulado por la MC, no presenta las condiciones que los relativistas
exigen para considerarlo racional o sea, algo sensato, realista y local.
Sobre todo la no-localidad se muestra, según los del EPR, en el hecho
de que sería necesaria una señal más veloz que la luz entre las
observaciones en A y B.
La MC explica la correspondencia entre lo que acontece en A con lo
que acontece en B, argumentando que en el experimento no hay transmisión
de señal, que cuando dos objetos como las partículas citadas, han
estado unidas o en interacción, aunque se separen a cualquier distancia,
la correlación de acciones entre ellas continúa como cuando estaban
juntas o en interacción por estar relacionadas por la función de onda
(ente matemático que según la MC expresa el estado de un sistema).
Tal hecho, indiscutiblemente, enigmático, lo enfoca David Bohm de
acuerdo con su Teoría de la Totalidad que, en su aplicación al efecto
EPR, considera las dos partículas como constituyendo proyecciones
(podría decirse “abstracciones”) de una indestructible, infragmentable,
totalidad (en este caso una subtotalidad) que es el sistema constituido
por las dos partículas.
No se necesita, por tanto, señal alguna para la ocurrencia de la
correlación entre acciones, ya que no constituye una interrelación según
la teoría de Bohm. En el decir de Bohm, las dos partículas del caso,
comparten un terreno común, concepto al que ya nos referimos y que es
fundamental en la tesis de la Totalidad. Parece desprenderse de lo que
Bohm expone en su tesis, que en cada elemento de la totalidad
infragmentada se encuentra en cierto sentido plegada como en el
holograma toda la realidad.
Una modelización del efecto EPR
La idea central del proceso EPR, puede modelizarse en la siguiente
forma, que es una simplificación didáctica de la utilizada por Bohm. El
sistema de las dos partículas unidas (según Bohm un todo infragmentable)
lo representará una tablilla en una de cuyas caras se dibuja una flecha
y en la otra cara otra flecha en dirección opuesta, en representación
de los espines, por tanto, en cada cara una partícula. Una cámara de
televisión (cámara A) tomará vistas de una cara de la tablilla y las
transmitirá por el canal ATV. Otra cámara (cámara B) tomará vistas de la
otra cara y las transmitirá por otro canal, el BTV que no tiene ninguna
conexión con el primero. Un monitor captará las señales A y otro las B.
El A observa una proyección del sistema (no una partícula separada
según Bohm) y el B otra proyección en el mismo instante, no obstante
estar distantes entre si las torres transmisoras de ambos canales de TV,
mostrando ambas señales los espines opuestos (las flechas opuestas). La
simulación EPR se va así obteniendo. Se seguirá obteniendo si se gira
180 grados la tablilla mirando la cara A, se habrá invertido el espín
(la flecha) en la proyección A, y en correspondencia inmediatamente se
invertirá en la B, sin que haya paso de señal alguna de una a otra.
La categoría proyección, es fundamental en la teoría de Bohm. Es lo
que “vemos” como “separado” cuando, según Bohm, es sólo la imagen
proyectada de la totalidad “real”, teniendo la proyección menor
dimensionalidad que la totalidad. En la modelización del experimento
EPR, las proyecciones en los monitores son bidimensionales, mientras que
la totalidad, la tablilla, es tridimensional. Esto de la diferente
dimensionalidad de proyección y totalidad (o subtotalidad si fuera el
caso) ya advertida entre holograma e imagen desplegada, lleva a pensar
que si la proyección fuera tridimensional, basádonos en en efecto EPR,
podríamos inferir que el todo es tetradimensional y, siguiendo así el
razonamiento, podríamos imaginar infinitas dimensiones de la “realidad”.
El cerebro holográfico de Pribram
La modelización descrita da una idea bastante aproximada no sólo de
este experimento, sino de la esencia de la Teoría de la Totalidad de
Bohm, de su criterio de pensar las cosas sin que medie fragmentación
alguna, ni siquiera entre el pensamiento y la cosa pensada, ni entre el
observador y lo observado. Según Bohm, materia animada y viva,
conciencia y tiempo, existen en un terreno común, son proyecciones de la
Totalidad. Coincidiendo con lo fundamental de la tesis de Bohm,
independientemente al principio pero luego en colaboración con él, el
neurólogo Karl Pribram elaboró su concepción del cerebro como un
holograma. Considera Pribram basándose en las investigaciones del
psicólogo Karl Lashley, que fenómenos de la conciencia atribuibles a la
masa cerebral no se localizan en aisladas regiones de ésta, sino que
están distribuidos en ella como la imagen en el holograma.
Aludiendo a las desigualdades de Bell
La Paradoja EPR ha suscitado y sigue suscitando controversias. A
partir de 1964 el físico irlandés John Bell dio a conocer al respecto
sus teoremas con la llamada desigualdad de Bell. En ésta se demuestra
que una serie de teorías que pretenden completar la MC, las llamadas
teorías locales de variables ocultas (variables clásicas mediante las
cuales se pretende aplicar a la MC los cánones clásicos), son
incompatibles con la teoría cuántica. En consecuencia, no es posible
comprender la realidad cuántica de manera netamente clásica.
El aporte de Bell, al comprobarse la violación de la desigualdad,
conjugado con las experiencias de Aspect, indica que hay que apartarse
de las condiciones que Einstein exigía a una teoría para que, en su
opinión, fuera realista: ser local y sensata. A partir de las
consecuencias Bell-Aspect, se sugiere que nuestra racionalidad estaba
limitada por nuestro prejuicio de un universo mecánico. Este concebía
que los atributos cuánticos como la orientación del espín eran una
propiedad que se otorga por separado a cada una de las partículas que
habiendo estado unidas se alejanSin embargo, para la nueva concepción,
es una propiedad compartida u holística para una nueva clase de objeto.
Esa propiedad compartida permite la correlación a la que se refiere el
experimento EPR sin que medie transmisión de señal alguna.
No obstante, se necesita continuar ahondando en la Paradoja EPR, lo
cual no arredra sino incentiva al verdadero cientifico en su fascinante
quehacer.
Bohm y la tesis de la materia-conciencia-tiempo
Ya adelantamos que materia, conciencia y tiempo existen en un ámbito
común, según la tesis de Bohm. Situar la materia en este contexto no
resulta difícil para nuestro razonar “cotidiano”, pero no ocurre así con
la conciencia (pensamiento, sentimiento, etc,) y con el tiempo. En
cuanto a la conciencia, Descartes describía la materia como “sustancia
extensa” y la conciencia como “sustancia pensante”. Ambas estaban
relacionadas “en la mente de Dios”. Dado que Dios es creador de ambas,
sugiere que Descartes intuía algo semejante al concepto bohmiano de
terreno común para ambas sustancias. La condición de sustancia extensa
de la materia la concebimos razonando la ubicación espacio-temporal de
sus elementos según el orden explicado o cartesiano habitual, siguiendo
la Tesis de la Totalidad. En los conocimientos neurológicos actuales
podemos aplicar la noción de orden implicado para realizar, en alguna
manera, una localización material de los procesos de la conciencia en el
cerebro que como vimos, Pribram concibe como un holograma. De ese modo
se podría justificar la comunidad de un ámbito materia-conciencia. Mayor
dificultad para concebir el tiempo compartiendo un ámbito común con
materia y conciencia, se presenta por sus características peculiares.
Dificultad que se advierte desde la oscuridad del mismo concepto de
tiempo.
La historia y la literatura han recogido opiniones y versiones sobre
el evanescente concepto de tiempo. San Agustín de Hipona, se lamentaba
de que cuando pensaba en el tiempo sabía lo que era, pero cuando quería
decir lo que era no podía. El físico John Wheeler dice haber visto
escrito en la pared del baño de una estación de omnibus, que el tiempo
es lo que permite que todas las cosas no ocurran a la vez. Con mas rigor
P. C. W. Davies , opina que el ¿flujo? del tiempo parece ser una
propiedad emergente de nosotros mismos. Para Kant, según su Estética
Transcendental “el tiempo y el espacio son formas a priori de la
sensibilidad”. Se me ocurre que una manera de salir del paso si nos
obligaran a dar un concepto de tiempo, sería decir que “es la coordenada
que hay que añadir a las tres espaciales para que un suceso quede
ubicado”.
Terminada esta digresión, veamos como incluye Bohm en su tesis al
tiempo. Nos dice en su libro “Wholeness and the Implicate Order”: “dado
que la teoría cuántica entiende que elementos que están separados en el
espacio son generalmente proyecciones no causal ni localmente
realocionadas de una realidad de mayor dimensión, inferimos que momentos
separados en el tiempo son también proyecciones de esa realidad”.
Para finalizar y sólo con carácter informativo hacemos referencia al
hecho de que David Bohm y Karl Pribram extendieron las reflexiones sobre
la Totalidad y su aspecto holográfico al ámbito místico y hablan de una
posible especie de reducción eidética de que nos habla la fenomenología
de Edmund Husserl. Esta reducción permitiría acceder a una percepcioón
directa, sin conceptualización, alcanzada por la meditación propugnada
por Jiddu Krishnamurti y la filosofía Zen, de esa realidad total y
holográfica definida en la tesis que ambos autores han desarrollado y a
la que hemos ensayado un acercamiento en éste artículo.
Posible explicación de la experiencia mística
Por considerarlo de interés para lo expuesto, citamos un
artículo
de Manuel Béjar, en Tendencias 21. Nos dice Béjar:
“La conciencia es un fenómeno emergente. El cerebro es una estructura
material susceptible de generar conciencia. La ordenación adecuada de
la masa cerebral a través de interacciones físicas produce la
experiencia consciente”.
“Bohm propone que al igual que la materia genera estados
macroscópicos de coherencia cuántica, el cerebro podría aprovecharse de
estas propiedades físicas y cohesionarse formando un todo. Esta
hipótesis científica requiere buscar interacciones físicas no-locales
tipo Aspect-Bell que, ajustadas al cerebro, permitan engarzarlo
cuánticamente”.
“Del mismo que un conjunto de partículas pierden su identidad al
formar un sistema cuántico coherente, las interacciones cuánticas
no-locales harían que las neuronas dejasen de comportarse como elementos
individuales en favor de una sinergia neurológica”.
“Este comportamiento holístico del cerebro explicaría mejor el
conjunto de fenómenos relativos a la experiencia intersubjetiva
consciente. Para Bohm, desde un punto de vista religioso, la
conformación de un estado cerebral cuántico tras la acción de fuerzas
no-locales, permitiría explicar la experiencia mística como la acción
directa de la mente cósmica sobre una mente individual”.
“Aun conscientes de que no existe constatación experimental de esta
teoría no-local de la conciencia, sin duda, la propuesta de Bohm es una
tentativa científica para explicarla físicamente. La conciencia, como
fenómeno indubitable presente en el mundo físico, precisa ser explicada
científicamente”.
“En el futuro, como ya pasa en la actualidad, la teoría física de la
mente abrirá nuevos posibilidades de diálogo entre ciencia y religión.
Las propuestas especulativas de Bohm representan un hito en la historia,
ya clásico, de este diálogo de la física con la metafísica hacia una
dimensión física fundante donde muchos atisbarán, aunque no
necesariamente, la presencia de la Divinidad”.
Bibliografía
Béjar, M., La Biofísica de la Conciencia, explicada desde la Teoría
Cuántica de David Bohm, en
Tendencias
de la Religiones
Bohm, D., Wholeness and the Implicate Order, Classic Routledge,
London and New York 2002;
Duncan, R, Weston- Smith, M., La Enciclopedia de la Ignorancia, Fondo
de Cultura Económica, México, D. F.;
Segrafedo, G., Otro modo de ver la realidad. En
Internet ;
Treiman, S., The Odd Quamtum, Princeton University Press, New Jersey
1999;
Zajonic, A., Atrapando La Luz, Editorial Andrés Bello, Chile.
Autor:
Joaquín
Gonzalez Álvarez Gentileza de
Tendencias21.net
para
StarViewerTeam International 2011.
http://starviewer.wordpress.com/2011/02/08/%C2%BFpuede-el-cerebro-aprovecharse-de-la-coherencia-cuantica/
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